23-J MASIVA MANIFESTACIÓN FERROVIARIA EN MADRID

Manifiesto 23-J

EL FERROCARRIL ES DE TODOS Y TODAS ¡¡¡NO A LA PRIVATIZACIÓN!!!

“Me han contado que en Ohio,
a comienzos del siglo,
vivía en Bidwell una mujer,
Mary McCoy, viuda de un guardavía
llamado Mike McCoy, en plena miseria.

Pero cada noche,
desde los trenes ensordecedores de la Wheeling Railroad,
los guardafrenos arrojaban un trozo de carbón
por encima de la tapia del huerto de patatas
gritando al pasar con voz ronca:
«¡Para Mike!»

Y cada noche, cuando el trozo de carbón para Mike
golpeaba en la pared posterior de la chabola,
la vieja se levantaba, se ponía,
soñolienta, la falda, y guardaba el trozo de carbón,
regalo de los guardafrenos a Mike, muerto
pero no olvidado”

Bertolt Brecht. ‘Carbón para Mike’.

Buenos días compañeros y compañeras,
Bertolt Brecht, poeta alemán del siglo XX, escribió este poema en homenaje a la solidaridad ferroviaria. Una solidaridad histórica que ha sido vuestra bandera desde las primeras generaciones. Y por eso hoy me siento un ferroviario más. Por vuestros valores, por lo que defendéis, por el servicio que ofrecéis a la sociedad.

Antes de continuar, quiero agradecer a todos los sindicatos convocantes la invitación a participar en una jornada tan importante para vosotros.
Quiero también saludar a los compañeros que venís prácticamente de todos los rincones del país: desde Galicia hasta Andalucía, pasando por Murcia, Euskadi, Castilla y León, La Rioja, Cataluña, Extremadura, Asturias, Cantabria, Aragón, País Valenciano, Navarra, Castilla La Mancha y también Madrid, que hoy se ha convertido en el punto de encuentro de los ferroviarios y ferroviarias.

Protestas como la de hoy se han convertido, en los últimos tiempos, en la única vía que podemos y debemos recorrer para cambiar las cosas. Lamentarse y ver cómo todo cae a nuestro alrededor pensando que algún día, por arte de magia, todo volverá a ser como antes, es un gravísimo error. La situación económica y social que nos ha tocado vivir nos ha dejado prácticamente sin margen de maniobra.
Pero el poco que tenemos, compañeras y compañeros, debemos exprimirlo. Hasta las últimas consecuencias. Es duro, muy duro, aguantar la presión en estos tiempos, pero tenemos que hacerlo.

De hecho ya lo hacemos. Porque se lo debemos a las generaciones anteriores que se dejaron la piel por alcanzar una sociedad democrática, con valores sociales y servicios públicos de calidad que hemos heredado. Se lo debemos también a los que vienen, porque el futuro pinta negro y también tienen derecho a una buena herencia. Por eso no podemos abandonar el barco, no ahora. Es el momento de remar con más fuerza que nunca.

Sé que todos estáis convencidos de ello, y por eso estáis aquí hoy. Creéis en que otra manera de hacer las cosas es posible, creéis en un futuro mejor para vuestros hijos, creéis en vuestro trabajo, creéis en lo que hacéis.
Hoy estamos reivindicando el carácter público de nuestro ferrocarril. Público, según la RAE, es lo perteneciente o relativo a todo el pueblo, que parece que algunos no lo quieren entender.

Hoy estáis demostrando al Gobierno y a los ciudadanos que los ferroviarios y las ferroviarias NO vais a quedaros de brazos cruzados ante los recortes y agresiones que ya se están produciendo en empresas de vuestro ámbito, como las Contratas Ferroviarias, los Servicios de Restauración a bordo o los Servicios Auxiliares. Porque están en juego vuestros empleos, vuestras familias, el servicio que cada día prestáis a la sociedad, la movilidad de los ciudadanos, su seguridad y la cohesión social.
Tenemos que ser capaces de darle a este conflicto visibilidad en las calles y eco en los medios de comunicación, porque para los gobiernos aquellos problemas que no se ven, simplemente no existen. Los ciudadanos y ciudadanas deben ser conscientes de que, en caso de privatización, ellos serán los principales afectados. El problema es de todos, y por eso tenemos la obligación y responsabilidad de informar del mismo a la opinión pública y advertir de los inconvenientes que, a nivel social, supondría una privatización.

El reto es enorme, pero estáis preparados para dar una respuesta firme y contundente, porque creéis en vuestro trabajo y tenéis la convicción de que un servicio público no puede medirse en términos de rentabilidad, algo que desgraciadamente ya está ocurriendo con indicadores básicos del progreso de una sociedad, como la Sanidad y la Educación.

Lo único que nos queda, compañeros y compañeras, es aquello que no podrán arrebatarnos por mucho que aprieten y por muchos recortes que nos impongan. Lo único que nos queda es no dar nuestro brazo a torcer, seguir luchando solidariamente, protestando y rebelándonos contra la injusticia social y la farsa en la que ya se está convirtiendo esta crisis. Una crisis que sí, debe llevarnos a racionalizar el gasto mediante una gestión y administración responsable, pero NUNCA a costa de medidas, unas improvisadas y otras irresponsables, basadas en la reducción de salarios, calidad y nivel de empleo.

No podemos consentir que sigan escudándose en la crisis para continuar atropellando las condiciones no solo de los trabajadores, sino de la sociedad en general, que es a quien lleváis décadas prestando un servicio eficiente y de calidad. Precisamente la degradación de este servicio es lo que parecen pretender, con el único fin de justificar luego su privatización.

Decía al principio de mi intervención que hoy soy un ferroviario más, porque como bien decís –hoy más alto y claro que nunca- el tren ES DE TODOS. Una parte del mundo ferroviario también es mía. Y yo formo parte de esta gran familia. Por eso los ciudadanos como yo os agradecemos de verdad vuestra lucha, y os animamos a continuar en esta línea. Para vosotros el tren es vuestro trabajo, y para nosotros es la manera de llegar al nuestro. El tren es un patrimonio social de incalculable valor porque se dedica, os dedicáis, a unir a las personas. Acercáis a las familias, a los amigos. El tren es parte fundamental de nuestras vidas. Por eso tenemos que seguir cuidando de él, porque es nuestro. Porque es de todos y de todas.

Termino parafraseando a un tal Albert Einsten: “Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.

Dicho esto, compañeros y compañeras, ¡¡ánimo y a luchar!!

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