Telefónica vendió en 2012 la compañía al fondo de capital riesgo Bain Capital
La compañía de teleservicios Atento (antigua filial de Telefónica, hoy en manos del fondo de capital riesgo Bain Capital) planteó ayer la última oferta del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) al Comité de Empresa, que supone el despido de 672 trabajadores (403 forzosos y 269 voluntarios) sobre una plantilla de unas 9.000 personas en el estado español. Según informa Europa Press, las indemnizaciones ofrecidas son 45 días por años trabajado (con un máximo de 42 mensualidades hasta febrero de 2012) y 33 días por año (hasta 24 mensualidades desde entonces). UGT, CCOO y FGSA han decidido que los trabajadores voten la propuesta la próxima semana en un referéndum vinculante, informa la agencia.
La CGT ha manifestado una posición diferente a la de los sindicatos mayoritarios en relación con el ERE. “Es fraudulento y hay que tumbarlo”, afirma Rebeca Muñoz Peñalvo, miembro del comité de empresa de Atento por CGT y del comité negociador del ERE en Madrid. “No ha habido causas organizativas ni productivas, como afirma la empresa, que justifiquen los despidos; además, hemos tenido reuniones y pedido documentación durante las negociaciones, que en ocasiones nos han facilitado, pero otras veces no”. Asegura, asimismo, que Atento ha obtenido unos beneficios de 2 millones de euros entre enero y mayo de 2014. El sindicato ha denunciado, asimismo, que mientras se plantea el recorte de plantilla, la compañía ha insertado ofertas de empleo en Infojobs para trabajar en Atento.
Santiago Alonso, secretario de Organización del área de Telemarketing de CGT, afirma que los despidos son habituales en las empresas del sector durante los últimos tiempos, “con la complicidad de los sindicatos mayoritarios”. “El sector no está en crisis”, añade. “Las empresas presentan ERE con despidos a pesar de aumentar la facturación, las plantillas y contar con beneficios”, añade. Recuerda asimismo cómo antes de la crisis las empresas de telemarketing “deslocalizaban” los servicios, por ejemplo, a América Latina; “hubo quejas de los usuarios por los servicios (en estos países la precariedad laboral era mayor), por lo que las empresas volvieron a prestar los servicios desde el estado español”. A pesar de ello, “continúan los despidos”, concluye.
La historia del ERE de Atento se remonta a octubre de 2012, cuando Telefónica vendió Atento por 1.051 millones de euros al fondo de capital riesgo Bain Capital, fundado en 1984 por el candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano (en las elecciones de 2012), Mitt Romney. Telefónica y Bain Capital, esta compañía ya con el control de Atento, firmaron un Acuerdo Marco de Prestación de Servicios por el que Atento proveía de servicios a Telefónica por un periodo de nueve años (hasta 2021). Esto significa que la mayor parte de las campañas de Atento (en torno al 85%) dependían de la compañía telefónica y que Telefónica garantizaba a Atento unos ingresos.
Lo que después ocurriría no era difícil de prever a la luz del recorrido del fondo “buitre”. Según informaba William J. Astore en TomDispatch, la especialidad de Romney en Bain Capital fue comprar barato y vender caro, junto con la propensión a la división de compañías y el despido de personas para obtener beneficios. Según el reportero Pete Kotz, “Bain adquiría una firma con poco dinero de entrada, luego empezaba a cobrar enormes salarios por la administración, y pagaba a Romney y a sus socios grandes dividendos”. En 2012 Los Angeles Times y Huffington publicaron que más de un tercio de los 37 millones de dólares reunidos por Romney para el lanzamiento de Bain Capital a mediados de los 80, provenía de ricos latinoamericanos, en buena parte de familias salvadoreñas vinculadas a los “escuadrones de la muerte”.
Atento presentó el ERE en junio de 2014. En una carta abierta publicada por un trabajador de la empresa en Sevilla se denunciaban las condiciones laborales durante los últimos dos años: “Recibimos una llamada tras otra sin pausas administrativas. Además de gestionarlas en el menor tiempo posible, te piden que te pongan buena nota en las encuestas y, por encima de todas las cosas, que vendas. Vender y vender es lo único que les interesa. A las y los compañeros que tramitan les piden cada vez más gestiones. La falta de formación que recibimos, la presión y sobre todo el exceso de trabajo hizo que nuestra salud se resintiera. En numerosas ocasiones, han tenido que ver los servicios de urgencia para atender a compañeros con síntomas de ataques de ansiedad”.
El contexto del ERE de Atento no se entiende bien sin el proceso de liberalización de las telecomunicaciones y cómo afectó a telefónica a finales de los 90 y principios de 2000. Telefónica respondió a los nuevos tiempos con un proceso muy agresivo de “descentralización” productiva, que consistía en cerrar departamentos y subcontratar servicios que anteriormente prestaba la propia compañía (telemarketing, instaladores, técnicos, atención al cliente, etcétera). Hasta el proceso de “descentralización” (en el lenguaje de la compañía) el convenio colectivo de telefónica implicaba estabilidad laboral y salarios altos (una herencia de su pasado como empresa pública).
Fuentes de la inspección de trabajo que conocen bien el sector aseguran que la estrategia de Telefónica consistía en “vencer la resistencia laboral y sindical, y ganar competitividad en un contexto de competencia frente a otras compañías”. Así, los procesos de subcontratación, “externalización” y cierre de departamentos en Telefónica condujeron a ERE “brutales”, en muchos casos con la complicidad de los sindicatos mayoritarios y una parte de los trabajadores. Todo ello, en un proceso largo y complejo al que tampoco es ajena la “deslocalización” en la prestación de servicios (por ejemplo, desde América Latina o Marruecos).
Puede constatarse, asimismo, una tendencia muy acusada a la subcontratación de servicios por parte de Telefónica con empresas controladas por exdirectivos de la misma Telefónica. Además, en estas empresas nuevas se da una “precarización extrema de las condiciones laborales; con tasas de eventualidad altísima y salarios muy bajos, y con convenios colectivos muy a la baja cuando existen los convenios”, aseguran las fuentes de la inspección laboral. Al final, Telefónica obtiene la prestación del servicio a un coste muy inferior al que antes representaba para la citada compañía y, además, “con la posibilidad de negociar a la baja el precio del contrato”, agregan las citadas fuentes.
En el caso de Atento, CGT (que cuenta con la mayoría de la representación en Madrid y Barcelona) denunció el mismo día de la presentación del ERE (26 de junio de 2014) que dado que Telefónica continúa manteniendo un contrato vinculante de prestación de servicios con Atento, estos están “asegurados”. En consecuencia, “los despidos no son responsabilidad única de Atento (en manos de Bain Capital)”. También del grupo Telefónica, “que es quien presiona a su filial para rentabilizar estos cambios que pretenden mejorar el servicio del ciudadano a costa de la precariedad del trabajador”.
Concluyen las fuentes de la inspección de trabajo que el sector del telemarketing “es uno de los que ofrece condiciones laborales más precarias y tasas de eventualidad en la contratación más elevadas”. Se han producido casos, incluso, de trabajadores operando en régimen de “economía sumergida”, sin estar dados de alta en la seguridad social.
El asunto no es menor. Fundada la empresa en 1999 por el grupo Telefónica, Atento cuenta actualmente con 150.000 empleados en 16 países. Destaca su actividad en América Latina, y singularmente en Brasil. Frente al ERE de Atento Teleservicios España los sindicatos han llevado a término concentraciones, movilizaciones y huelgas (el pasado 24 de julio se convocó una huelga de 24 horas contra el ERE). Unas pocas semanas, antes la compañía puso en marcha su salida a bolsa en Wall Street.