Las organizaciones firmantes manifestamos nuestro total apoyo y solidaridad con las 595 trabajadoras de limpieza del Ministerio de Finanzas de Grecia que fueron despedidas el 17 de septiembre de 2013 para privatizar el servicio de limpieza.
Desde entonces están llevando a cabo una lucha ejemplar para recuperar el empleo y contra las políticas de austeridad y recortes sociales aplicadas por gobiernos al servicio de la Troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo). Siendo un ejemplo de constancia, entereza, dignidad y coherencia.
Consideramos que la generalización y unificación de todas las luchas obreras, la unidad de las organizaciones de clase y la solidaridad son las únicas recetas válidas para enfrentar el desastre que este capitalismo en crisis conlleva.
No hay salida para los trabajadores y trabajadoras en este presente que nos muestran como único posible y que nos depara despidos, miseria, sobreexplotación, enfermedad y muerte. Especialmente en los Estados más golpeados por las consecuencias de la crisis -como los del Sur de Europa- es esencial que como clase obrera reconstruyamos el internacionalismo enfrentándonos a la tenaza que nos ahoga y que es la misma para todos: el pago de una monumental deuda privada convertida en pública y el Euro y la UE como instrumentos para liquidar derechos sociales y laborales.
Hay alternativas que construir fuera de la monorealidad del sistema capitalista, alternativas que pasan por la toma de medidas inmediatas y concretas:
– El No pago de la Deuda,
– La salida del Euro,
– La nacionalización de la banca,
– Revertir la privatización y mejorar los servicios públicos de Salud, C uidados-dependencia , Educación, Transporte…
– La abolición de las reformas laborales liquidadoras de derechos, empleos y salarios.
– La recuperación de la industria productiva.
– La derogación de las leyes represivas que quieren impedir la libre expresión y decisión: leyes mordaza, contra el aborto, privatizadoras de lo público, etc
Las primeras organizaciones convocantes nos comprometemos públicamente a difundir la lucha de las 595 trabajadoras de limpieza griegas despedidas y a emprender movilizaciones de solidaridad y apoyo.
En este sentido, animamos a toda clase de organizaciones (sindicales, políticas, vecinales y movimientos sociales de todo tipo) a unirse a una convocatoria que pretende poner un granito de arena a aquello que es hoy más importante que nunca: ¡Proletarias de todos los países, uníos!
Símbolo de la resistencia
Tras once meses de un largo y amargo combate, despedidas desde septiembre, colocadas bajo el status de “disponibilidad” y finalmente despedidas después de ocho meses, 595 trabajadoras del servicio público de limpieza griego se han convertido en la encarnación, el símbolo, el alma de la resistencia más feroz contra la política que rige Grecia.
Estás mujeres se han ido convirtiendo día a día en “sujeto político” y líderes de toda la resistencia actual contra la política de la Troika, osando enfrentar un enemigo más poderoso que el gobierno griego, el Banco Central Europeo, la Comisión y el FMI.
Sin embargo, después de esos once meses de combate, tras haber desafiado al gobierno y haberse convertido en su enemigo principal, y de la Troika. Tras haber cortocircuitado la puesta en marcha de medidas de austeridad y con una presencia muy mediatizada en la escena política, estas trabajadoras de la limpieza en lucha no están consideradas como sujeto político por los que se oponen a la austeridad.
Sin embargo, desde el inicio de las primeras medidas de austeridad impuestas por la Troika, las mujeres han tomado la calle masivamente y sus resistencias parecen tener una dinámica propia muy particular y rica en lecciones políticas.
Durante estos cuatro años de políticas de austeridad que han transformado Grecia en un amasijo de ruina social, económica y, sobre todo, humana, no se habla mucho de la vida de las mujeres y mucho menos de sus luchas contra los dictados de la Troika. Por ello, la opinión pública ha acogido con sorpresa esta lucha ejemplar de las mujeres. Ahora bien, ¿se trata de una sorpresa?
Las mujeres han participado ampliamente en veintiséis huelgas generales. En el movimiento de los indignados, ocuparon las plazas, acamparon y se manifestaron. Estuvieron en primera línea en la ocupación y la autogestión de la ERT, fueron el alma de las asambleas en las huelgas de los administrativos universitarios en la educación y las universidades contra la “disponibilidad”, es decir, el despido después de ocho meses con el 75% de su salario. 25.000 funcionarios del Estado, la mayoría mujeres, se verán afectados por esta sangría en los servicios públicos. Las mujeres suponen también el grueso (95%) del voluntariado del Movimiento de Solidaridad y gestionan las clínicas que hacen frente a la crisis humanitaria y sanitaria.
Así pues, la participación masiva de las mujeres en los movimientos de resistencia contra la destrucción del Estado social a causa de las políticas de austeridad no es una sorpresa, no es fruto del azar: desde el principio, y lo sabemos, las mujeres están en el ojo del huracán de la austeridad. La destrucción del Estado social y de los servicios públicos hicieron añico sus vidas: en tanto que empleadas mayoritarias en la función pública y en tanto que usuarias principales de los servicios públicos, las mujeres han sido doblemente golpeadas por agresiones de todo tipo: Tienen miles de razones para no aceptar la regresión histórica de su condición de mujeres ¡que equivaldría a un verdadero retorno al siglo XIX!
Es cierto que en un primer momento no se desmarcaron como “sujeto político de mujeres”, compartiendo las mismas reivindicaciones y las mismas formas de lucha que los hombres en los movimientos. Eran muchas, eso es todo.
Pero, ya en la primera lucha contra la extracción de oro en la región de Skouries, en Chalkidiki, al norte de Grecia, se opusieron a la multinacional canadiense “Eldorado”, destacándose por sus formas de lucha y su radicalidad. Y si la prensa y la opinión pública ignoraron la incidencia de su forma de lucha, ¡la policía no hizo lo mismo! En efecto, la policía anti-disturbios se dirigió especialmente contra las mujeres, utilizando una represión feroz y selectiva para aterrorizar a la población a través de ELLAS, para borrar toda desobediencia y todo movimiento de resistencia. Criminalizadas, encarceladas, sufrieron una violencia humillante, también sexual y… dirigidas contra su cuerpo…¡contra su género!
En un segundo tiempo, las mujeres experimentaron iniciativas y formas de luchas propias.
Todo comenzó cuando para imponer la parte más dura de su programa de austeridad y satisfacer a sus acreedores, el gobierno se centró prioritariamente en las mujeres de la limpieza de los Ministerio de Finanzas, Administración Fiscal y Aduanas. Ya desde finales de agosto, el Ministerio las situó en el mecanismo de «disponibilidad», lo que se traduce en que les corresponden las tres cuartas partes de su salario de 550 euros durante ocho meses hasta que sean despedidas definitivamente. El Gobierno ha seguido exactamente la misma estrategia que en Skouries. El objetivo: atacar primero a las más débiles y a las menos susceptibles de ser apoyadas, es decir las limpiadoras, para luego pasar al grueso, ¡al despido de 25.000 funcionarios públicos! Y esto en un momento en el que los movimientos de resistencia que se dejaron hasta la última gota contra la austeridad están atomizados, cansados, extenuados, vulnerables…
Creen que con “esta categoría de trabajadores”, estas mujeres pobres, de “clase baja”, con salarios de menos de 500 euros y, suponen, poco inteligentes (de ahí el lema: “No somos putas, somos limpiadoras”), no tardarían en aplastarla como a moscas.
El objetivo era privatizar el trabajo de las limpiadoras como regalo a las empresas privadas de limpieza. Estas sociedades mafiosas conocidas por ser las campeonas del fraude fiscal, recontratan personal con salarios de 200 euros al mes (2 euros por hora), seguro privado, sin derechos laborales…, lo que equivale a condiciones de semiesclavitud.
Estas mujeres despedidas y sacrificadas en el altar de la antropofagia de la Troika, estas mujeres de 45 a 57 años, a menudo monoparentales, divorciadas, viudas, endeudadas, teniendo a su cargo a niños o maridos desempleados o personas con discapacidades, situadas ante la imposibilidad de una pensión antes de tiempo y después de más de veinte años de trabajo y desprovistas de toda posibilidad de encontrar trabajo, decidieron no aceptar esta reconversión. ¡Tomaron sus vidas en sus propias manos!
Y es así cómo un puñado de ellas, un núcleo de limpiadoras que ya sabían qué era la lucha y que habían ganado hace diez años una batalla para conseguir contratos de larga duración, decidieron cambiar las rutinarias formas de lucha de los sindicatos tradicionales: algunas tomaron la iniciativa de organizarse por y para ellas mismas. Han trabajado como hormigas, pacientemente tejiendo una tela de araña por todo el país…
Y como estas trabajadoras del Ministerio de Finanzas fueron arrojadas a la calle y para ellas la huelga no tenía ningún sentido, decidieron construir un muro humano con sus cuerpos ante la entrada principal del Ministerio de Finanzas en la Plaza Syntagma, la plaza que está ante el Parlamento, la plaza más emblemática del poder.
No es por azar que sean las mujeres quienes dieran a luz formas de lucha llenas de imaginación. Ninguneadas a causa de su género y de su clase social, marginadas por los sindicatos y sin puntos en común con las organizaciones tradicionales de la izquierda griega, han tenido que hacer ruido para ser oídas, para hacerse entender, ¡se han tenido que crear una imagen para hacerse visibles!
Huelgas pasivas, días efímeros y acciones ineficaces, que sustituyen la acción directa y colectiva. Se basan en la no-violencia, el humor y lo espectacular. Con coronas de espina en la cabeza en Pascua, con una soga al cuello ante la sede del partido Nueva Democracia, con música y bailes… ellas reclaman la readmisión inmediata de todas. Esto es inédito en Grecia…
Ocupan y bloquean el acceso al Ministerio y, sobre todo. persiguen a los miembros de la Troika cuando éstos quieren entrar en el Ministerio, obligándolos a huir y a entrar por la puerta de servicio junto a sus guardaespaldas. Se enfrentan y se baten cuerpo a cuerpo con las unidades especiales de la policía. Todos los días, inventan nuevas acciones, que son difundidas por los medios de comunicación que alertan a toda la población: es así cómo rompen el aislamiento.
Y ahora, lo que por lo general es representado por una estadística sin vida y sin alma, con el número de registro del desempleo, de la pobreza, que son “abstracciones”, se humanizan para adquirir un rostro, se convierten en mujeres de carne y hueso, que además tienen una personalidad y una voluntad política propia. Se llaman Litsa, Despina, Georgia, Fotini, Dimitra… Y con su ejemplo, su coraje, su perseverancia, su rabia para vencer, devuelven la esperanza a todas las víctimas de la austeridad.
Pero atención, las fuerzas antidisturbios actúan todos los días y de forma brutal contra estas mujeres, porque los patrones temen el contagio. Y es por eso que toda Grecia asiste al triste espectáculo de estas mujeres, a menudo de edad avanzada, siendo maltratadas, día tras día, por los Rambos de la policía, ¡que podrían ser sus hijos! ¿Y por qué? Porque es la Troika misma las que las quiere derrotar, porque ellas son el ejemplo a imitar por todos los oprimidos, porque ellas son el punto de la respuesta anti-austeridad, no sólo para Grecia, sino para toda Europa. Porque su lucha puede ser contagiosa.
Más que nunca, el combate de estas 595 heroicas limpiadoras es nuestro combate. No las dejemos solas. Ellas luchan por nosotros y nosotras, ¡luchemos por ellas!, ¡organicemos la solidaridad europea y mundial!