En Chiapas las personas sobrevivientes y familias de las víctimas siembran amor y lucha en su corazón de memoria viva, en su territorio se crea conciencia, para mantener la verdad que se expande en el horizonte de esperanza, en esta resistencia la solidaridad nacional e internacional contribuye a tejer caminos de construcción de justicia.
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Porque morir no duele
lo que duele es el olvido
Subcomandante Insurgente Marcos
El pasado 24 de octubre de 2014, a casi un mes de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, en la comunidad Masojá Shucjá, municipio de Tila, Chiapas se llevó a cabo el aniversario Corazón de memoria, sembrando en nuestro territorio. Conmemoración para recordar a las víctimas ejecutadas, desaparecidas y desplazadas forzadamente dentro del Conflicto Armado Interno no resuelto iniciado el 1º de enero de 1994 con la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y para expresar solidaridad a las familias de los estudiantes normalistas.
Con una ceremonia tradicional en la iglesia de la comunidad, llena de símbolos mayas, iluminaron el día con candelas, para calentar el chule’l bajo el ritmo de una intensa y cálida lluvia, que se entrelazaban con las palabras de sobrevivientes y familias de víctimas, para quienes el no olvido, es principio ético. Su denuncia en voz en alto, persistente, sin claudicar y clara mención de las graves violaciones a derechos humanos cometidas por el grupo paramilitar Desarrollo Paz y Justicia (en adelante Paz y Justicia), quienes contaban con la protección del Ejército mexicano, la Policía del estado de Chiapas y funcionarios del gobierno municipal, estatal y federal en la pretensión de exterminar parte del Pueblo Chol.
A un costado del altar principal, se encuentra otro espacio simbólico, construido con las manos de la memoria, expreso para el recordatorio, remembranza, memoria viva que palpita con la madre tierra, el carrizo, palmas y flores amarillas lo adornan, lugar donde con imágenes están presentes los que aún nos faltan, los desaparecidos y ejecutados, quienes con su luz nos llegan desde el cielo triste de la selva norte de Chiapas, ahí están sus fotos con todo el resplandor de su juventud y sus sueños, alumbrándonos el camino de esperanza y paz.
La ceremonia dio inicio con el homenaje al profesor Francisco Ramírez López, originario del ejido Limar, zona de paramilitares en los 90’. El profesor Francisco es uno de tantos hombres y mujeres valientes que defendieron la vida y la dignidad, su coraje y ejemplo nos convoca a seguir, nos dejó con estas montañas y nubes que visten el horizonte el 20 de agosto de 2014. “Nuestro compañero no falleció por enfermedad normal, sino por los efectos de su secuestro realizado por miembros de Paz y Justicia a mediados de 1995, quienes lo llevaron al panteón ejidal y allí lo golpearon y desde ahí se quedó enfermo, por los golpes, por las amenazas de los paramilitares”. El profesor Francisco fue uno de los principales impulsores del trabajo de la memoria que camina, que no olvida, la historia que lacera el corazón de la región, pero también de los hechos heroicos en la zona baja de Tila.
La documentación del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, registra que en la zona baja de Tila, Paz y Justicia cometió al menos 37 desapariciones forzadas, 85 ejecuciones y más de 4,500 personas se vieron obligadas a desplazarse de manera forzada para salvar sus vidas, sufriendo además el hostigamiento, la intimidación, destrucción de sus propiedades, tortura, tortura sexual, detenciones arbitrarias, entre otras violaciones de derechos humanos.
Algunos de los testimonios presentados en Masojá Schucjá en el Aniversario Corazón de memoria, sembrando en nuestro territorio fueron de las víctimas: Héctor Pérez Torres originario de la comunidad Masojá Shuchá, ejecutado el 14 de julio de 1995; Rogelio Jiménez López originario de la comunidad Usipá, ejecutado el día 4 de septiembre de 1995; Sebastián Pérez López originario de la comunidad Masojá Shucjá, ejecutado el día 20 de junio de 1996; Mateo Vázquez Sánchez originario de la comunidad Susuclumil, ejecutado el 17 de julio de 1996; Mateo Arcos Guzman de la comunidad Aguascalientes, desaparecido el día 1 de agosto de 1997; José Tila López García de la comunidad de Ts’ajkil, ejecutado el 21 de febrero de 1998. Así como la desaparición perpetrada el día 20 de junio de 1996, de Minerva Guadalupe Pérez Torres originaria de Masojá Shucjá.
Lamentablemente estás graves violaciones a derechos humanos, han permanecido en la impunidad ya que los autores materiales e intelectuales no han sido verdaderamente investigados ni sancionados de acuerdo a su involucramiento de estos delitos de lesa humanidad. Esta situación ha sido denunciada ampliamente y se ha presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, son 81 casos que dan cuenta de la atrocidad vivida en la región, en extensión hay 122 documentados por este Centro de Derechos Humanos cometidos en la zona Norte, son ejemplos de la estrategia contrainsurgente implementada por el gobierno federal y estatal, con el Plan de Campaña Chiapas 94.
Se suma a esta fila de impunidad los casos de la Masacre de Acteal perpetrada el día 22 de diciembre de 1997 por el grupo paramilitar priísta de Chenalhó; la Masacre de Viejo Velasco perpetrada el día 13 de noviembre de 2006 por 40 personas de la comunidad Nueva Palestina quienes eran acompañados de 300 Policías de Seguridad Pública del estado de Chiapas.
A nivel nacional la sistemática violación de derechos humanos, la situación de desaparición forzada y ejecuciones representa una profunda crisis de Estado, de la clase política y sus instituciones, la cual caracteriza a un Estado corrupto, ineficaz y obsoleto, que desde las heridas históricas, el mantenimiento de la impunidad es el sello del gobierno de Enrique Peña Nieto y de Manuel Velasco Cuello. Esta situación se agrava con la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, el pasado 26 de septiembre en Iguala Guerrero. La indignación internacional nacida desde las familias y compañeros de los jóvenes desaparecidos, se nutre con acciones solidaridad a las cuales se ha sumado la Red Latinoamericana de Sitios de Conciencia que integra a 32 organizaciones del continente3 con quienes mantenemos la exigencia de presentación con vida y la presión al Estado mexicano como responsable de estos actos considerados delitos de lesa humanidad, de un crimen de Estado.
En Chiapas las personas sobrevivientes y familias de las víctimas siembran amor y lucha en su corazón de memoria viva, en su territorio se crea conciencia, para mantener la verdad que se expande en el horizonte de esperanza, en esta resistencia la solidaridad nacional e internacional contribuye a tejer caminos de construcción de justicia. Desde nuestras trincheras nos sumamos a las voces que exigen: Ni un paso atrás, Ni perdón Ni olvido.
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1 Informe de Admisibilidad No. 26/131, Caso Rogelio Jiménez López y Otros, México. 20 de marzo de 2013.
2 La Política Genocida en el conflicto armado en Chiapas. Reconstrucción de hechos, pruebas, delitos y testimonios. Febrero 2005. Disponible en: http://www.frayba.org.mx/archivo/informes/050201_la_politica_genocida_en…
3 #Ayotzinapaeslatinoamerica #43convidaya http://www.frayba.org.mx/archivo/enlaces/141021_ayotzinapaesla.pdf)
http://www.frayba.org.mx/archivo/boletines/141029_ni_perdon_ni_olvido.pdf