El machismo es muchas cosas: no es solamente asesinar a una mujer o pegarle.
Es también la sorna con que muchos machistas tratan las palabras de las mujeres.
Es también la impermeabilidad y subvaloración de muchos hombres y mujeres machistas a las palabras de las mujeres.
Es también que los argumentos de una mujer inteligente sean tomados como «ataques» por hombres formateados por el sistema capitalista.
Es también la complicidad social hacia la violencia de género, en cualquiera de sus formas, desde la verbal hasta la física.
Es también la banalización de los linchamientos contra las mujeres inteligentes, la complicidad de los callados.
El machismo es la estigmatización de las mujeres inteligentes; como lo expresa la compañera Liliany Obando, socióloga, luchadora social, ex-presa política del régimen colombiano, actual perseguida política:«Cuando una mujer inteligente levanta su voz y señala las incoherencias e injusticias vengan de donde vengan se le señala y descalifica como «complicada» o «problemática», cuando menos».
El machismo es también la banalización y aceptación de los productos de la industria cultural del capitalismo, cerrando los ojos a los valores degradantes que inyectan y a la alienación que conllevan. Que en muchos casos, en mentes alienadas en extremo, lleva al feminicidio. El machismo es no querer darse cuenta de que lo que parece una «diversión» incita al odio y violencia de género.
La superestructura cultural del capitalismo lo apuntala en base a la división de los seres humanos mediante mecanismos de discriminación como el machismo o el racismo: lo importante para los capitalistas siendo dividir a los oprimidos para seguir perpetrando la explotación de las y los trabajadores y la depredación del medio-ambiente.
El feminicidio tan atroz que padecen las mujeres en el mundo entero, tiene como antesala la alienación que provoca la industria cultural del capitalismo.
El machismo responde a muchos mecanismos y actitudes de discriminación funcionales al sistema capitalista. Por ello necesitamos un feminismo de clase, y una lucha social abanderada del feminismo, sin concesiones a vicios burgueses tan depredadores como el machismo. Por eso también tenemos que luchar para que nuestros propios compañeros de lucha integren el respeto hacia la mujer y combatan también el machismo, de manera activa, en lo concreto de cada situación, no solamente de consigna.
Cecilia Zamudio
Rebelión