Ante está huelga de hambre, una de las primeras medidas que ha tomado Instituciones Penitenciarias es la de incomunicarle.
Desde el pasado miércoles, Nahuel, preso político detenido en la operación “Ice” el pasado 4 de noviembre de 2015, y que actualmente está recluido en el centro penitenciario Sevilla II, ha comenzado una huelga de hambre ante la injusta situación que sufre.A Nahuel, además de estar en prisión preventiva por esa operación policial contra el colectivo Straight Edge Madrid desde hace ya casi 8 meses, le han dificultado en muchos de los centros penitenciarios seguir con su dieta vegana, y además ante sus protestas por ese hecho, fue dispersado a Sevilla hace un mes y medio. Al momento de comenzar la huelga de hambre se encontraba pudiendo cumplir con su alimentación solicitada.Ante está huelga de hambre, una de las primeras medidas que ha tomado Instituciones Penitenciarias es la de incomunicarle. Las llamadas telefónicas que se han intentado han sido denegadas, se teme que también se suspendan las visitas familiares. Según fuentes de su familia, Nahuel sufre de problemas de estómago desde hace años, y ven con preocupación las consecuencias que está huelga pueda tener en su salud.
Esto es lo que ha comunicado Nahuel a su madre el martes de esta semana:
«Llevo 232 días en prisión preventiva, en régimen FIES y aislamiento. En estos siete meses he estado en cuatro centros penitenciarios, tres en Madrid y ahora en Sevilla, a más de quinientos kilómetros de mi familia, amigxs, compañerxs y de mi abogado. En varias ocasiones se ha desestimado mi puesta en libertad bajo fianza, aludiendo a razones como riesgo de fuga o falta de empleo. En estos momentos la única explicación que encuentro para que no se me conceda la libertad provisional, se me traslade y aleje constantemente y se aplique con desidia y de forma discontinua el derecho reconocido judicialmente a la dieta vegana es el racismo debido a mi origen peruano.
Agotada la vía institucional para ejercer mis derechos, he decidido iniciar una huelga de hambre indefinida.
VAE VICTIS»