Una niña, estudiante de secundaria, toma el micrófono en un encuentro entre la sociedad civil de San Cristóbal de las Casas (Chiapas) y el movimiento magisterial, quienes mantienen bloqueada la autopista desde hace más de una semana. Les habla a ellos pero también les habla a sus compañeros de clase: “Les pido que vayan aunque sea a una marcha, para que sepan lo que está pasando con nuestros profesores, para que entiendan que no se trata de privilegios, sino que están luchando por nuestros derechos”.
A sus 14 años se para ahí, enfrente de mucha gente de su pueblo, les habla del populismo de Obama, del aumento en la gasolina, del desabasto simulado de los supermercados…, todo lo dice con mucha seguridad, con claridad. “Quiero decirle a mis maestros que realmente les extraño, que extraño sus clases y sus regaños”, en ese momento se le quiebra la voz, deja de hablar, pide perdón y se retira del micrófono. La gente la anima, le aplaude, regresa al micrófono para decir entre lágrimas:“No se rindan, maestros, sabemos que su lucha es por todos nosotros”. Ante este tipo de discursos, rendirse no es una opción.
Escenas como ésta se han repetido en los últimos cuatro días, desde que el secretario de Gobernación canceló el diálogo con el sindicato y amenazó con usar la fuerza para romper los bloqueos en las carreteras. El gobernador del Estado citó al expresidente Gustavo Díaz Ordaz: “Hemos sido tolerantes hasta excesos criticados”, una frase que Díaz Ordaz usó en un discurso días antes de la matanza de estudiantes en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968. Los rumores de que un grupo de choque se está organizando para venir a romper el bloqueo crecen todos los días, pero a cada rumor aparece otro grupo, una nueva organización que acude al bloqueo a manifestar su apoyo a la lucha magisterial. Taxistas, asociaciones de vecinos, deportistas, jubilados, locatarios de mercados, muchísimas personas que en lo individual acuden con cobijas, comida, agua, hasta llantas para reforzar las barricadas. Eso mismo sucede en el resto de los bloqueos del Estado de Chiapas, pero también de Oaxaca y de Michoacán.
La amenaza de usar la fuerza con quienes piden diálogo ha derivado en apoyo incondicional al magisterio por parte de la sociedad. Porque no es sólo amenaza. Aquí todo el mundo tiene muy presente el 19 de junio, cuando integrantes de la Gendarmería dispararon contra la población de Nochixtlan y mataron a nueve personas. Todo el mundo sabe que al igual que en Nochixtlan, si la policía realiza un operativo con uso excesivo de la fuerza, la población va a salir a defender a sus maestros con lo que tenga a la mano: machetes, piedras, azadones, palos, gasolina y cohetes de fiesta (que en manos hábiles se vuelven misiles teledirigidos). Todo el mundo sabe que del otro lado habrá granadas de gas, cascos, escudos, chalecos antibala, fusiles de asalto y pistolas. Todo el mundo sabe que si hay pelea, el principal perdedor será el gobierno federal, aunque los muertos, como siempre, sean de este lado.
Los ‘no’ del magisterio a la reforma educativa
La mayoría de los maestros y maestras que están en paro tienen un NO muy simple: “No estamos de acuerdo con una reforma que ponga en riesgo nuestro empleo”. Se refieren a lo que se ha llamado el “examen punitivo”, un mecanismo mediante el cual la Secretaría de Educación Pública intenta reducir su plantilla laboral. En términos concretos es “tenemos un contrato donde las condiciones de anulación de contrato son unas, esta reforma es un cambio en dichas condiciones, disfrazado de evaluación académica”.
Hay otro NO, que es el que blanden los maestros de educación indígena. Se oponen a algo mucho más sutil, pero al mismo tiempo brutal: el examen punitivo es, además, discriminatorio. Al estar planteado en términos universalistas, descalifica todo el saber local, las especificidades lingüísticas de cada región, la historia y el modo de cada pueblo. Los educadores de zonas indígenas saben que ahí, en ese territorio de “lo universal” ellos y sus pueblos no existen. Serán los primeros excluidos por no saber hablar bien el español. No importará que sepan hablar bien en zoque, mixe, maya peninsular, tseltal, chol, zapoteco, tojolabal, tsotsil, mixteco, popoloca, cuicateco…
Pero el NO de fondo, al que no todos se refieren, es el NO a la privatización. No se trata de que las escuelas públicas de un día para otro se vuelvan de paga, sino de que las escuelas públicas dejen de ser responsabilidad del Estado y que los territorios que las contienen pierdan su autonomía. Esto sucederá justo con una figura llamada “autonomía de gestión”, un complejo mecanismo que permitirá a la iniciativa privada hacerse de la infraestructura escolar. A través del programa Escuelas al CIEN (Certificados de Infraestructura Escolar Nacional) se bursatilizarán los recursos federales destinados a infraestructura. Por lo pronto, la primera emisión de “bonos educativos” en la bolsa de valores alcanzó la cantidad de 8.581 millones de pesos (420,75 millones de euros).
Las tensiones y el futuro inmediato
Aunque ya significó un negocio de miles de millones de pesos para la bolsa de valores, en lo teórico y en lo político la reforma educativa ha sido una gran pérdida. Actualmente no existe ningún investigador del área educativa que respalde el fundamento teórico de la reforma. En lo político, de manera gradual, pierde cada día sus apoyos. La fracción de la izquierda representada por el partido MORENA lo ha rechazado con una marcha masiva y una alianza con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). El resto de los partidos lo empieza a dudar, pero mientras tanto los grupos armados del país, encabezados por el EZLN, el EPR y el ERPI, han manifestado su simpatía por la lucha magisterial, llegando incluso a cancelar sus actividades en los Estados donde la insurgencia magisterial tiene alta presencia (como es el caso del festival Comparte, del EZLN, en Chiapas).
Del mismo modo, al interior del gabinete las tensiones aumentan: por un lado, Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, ha pasado de ser el negociador del gabinete a ser el duro e inflexible, mientras que Osorio Chong, secretario de Gobiernación, se había puesto careta de conciliador para ganarse simpatías y desplazar a Nuño, pero le duró menos de una semana. Pero ellos no piensan en la educación ni en el futuro de los niños, ellos piensan en 2018 y la candidatura del PRI a la presidencia.
¿Cuáles son las opciones ante esta situación?
La primera es una salida negociada, que es lo que desde el principio ha buscado la CNTE, que implicaría aceptar la reforma pero con modificaciones sustanciales en cuanto a lo punitivo del examen, la visión intercultural de la reforma y modificaciones en los procedimientos de autonomía de gestión. La salida negociada debilitaría al ala dura del gabinete y permitiría la aparición de personajes con habilidades y capacidades más allá del mero ejercicio de la fuerza. Por el lado de la CNTE, conllevaría eltradicional sacrificio de los dirigentes que hayan llevado a cabo la negociación.
La salida no negociada, es decir, la represión al movimiento magisterial, sumaría una raya al tigre del desprestigio nacional e internacional de Enrique Peña Nieto, pero sobre todo, desataría una escalada violenta, pues hasta ahora la CNTE ha logrado mantenerse como un movimiento no violento que lleva a cabo acciones que pueden catalogarse dentro de la resistencia civil, pero al ser desplazado como una alternativa de interpelación y diálogo, los movimientos y organizaciones que apuestan por la confrontación armada se verían fortalecidos.
Dijo el secretario de Gobernación hace unos días: “El tiempo se ha agotado”, pero probablemente sea su tiempo como funcionario público, pues por lo que se ve en las barricadas, el tiempo de la sociedad civil está floreciendo.
Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/global/30918-movimiento-magisterial-rendirse-no-es-opcion.html