Desde la cárcel de Hadarim
Marwan Barghouti
The New Times, edición en español, 18-4-2017
Después de pasar los últimos 15 años en una cárcel israelí, he sido tanto testigo como víctima del sistema ilegal de arrestos arbitrarios en masa y del maltrato a presos palestinos implementado por el gobierno de Israel. Cuando ya no hubo más opciones, decidí que el único camino era resistir estos abusos por medio de una huelga de hambre.
Unos 1000 presos palestinos han decidido ser parte de esta protesta que comenzó el miércoles 12 de abril, el día que aquí consideramos como el “día del preso”. La huelga de hambre es la forma más pacífica de resistencia. Solo causa dolor a los que participan y a sus seres queridos, con la esperanza de que sus estómagos vacíos y su sacrificio ayuden a que su mensaje resuene más allá de los confines de sus celdas oscuras.
Décadas de experiencia han demostrado que el inhumano sistema de ocupación colonial y militar de Israel tiene como objetivo destruir la voluntad de los presos y de la nación a la que pertenecen, infligiendo sufrimiento a sus cuerpos, separándolos de sus familias y comunidades, utilizando medidas degradantes para forzar la subyugación. A pesar de este tipo de trato, no nos rendiremos.