El tren de alta velocidad que se está ejecutando en Navarra a través de una plataforma diferenciada del tren convencional no soluciona las necesidades reales del transporte. Es una infraestructura que solamente agudiza la actual crisis: va a hacer más grande la crisis económica, va a generar más problemas medioambientales y sobre todo genera una grandísima brecha social.
Estos días pasados el Sr. Manu Ayerdi, Vicepresidente de Desarrollo Económico del Gobierno de Navarra ha visitado diferentes poblaciones de Navarra. En esas visitas ha presentado la propuesta del Gobierno de Navarra para el tren de alta velocidad (ahora tren de altas prestaciones). Desde nuestro punto de vista, este proyecto no se aleja ni un ápice de lo planteado o deseado por el Estado, administración encargada de ejecutar esta obra. Es más, este proyecto del Gobierno de Navarra no se diferencia de lo defendido por el Estado. Este proyecto responde a los intereses de las grandes constructoras y no soluciona las verdaderas necesidades de transporte de la sociedad.
El Sr. Manu Ayerdi en sus presentaciones hizo un relato donde todo era positivo y beneficioso. Por el contrario, olvidó deliberadamente hablar de las consecuencias negativas del proyecto que estaba presentando:
1. Más crisis medio ambiental
Debería haber explicado que la apuesta por la alta velocidad supone un retroceso al avance de las energías renovables. Que el AVE supone la permanencia de las energías sucias y contaminantes. Que supone la pervivencia de las centrales térmicas de carbón, que significa la justificación de las centrales nucleares. En el caso concreto de Navarra significa la puesta en funcionamiento de forma continua de los 3 grupos de las centrales térmicas de Castejón: que vayan a funcionar al 100 % va suponer un aumento inadmisible de los niveles de ozono troposférico agravando la situación que ya venimos sufriendo.
Además, el AVE supone otro tajo en el territorio, otra barrera más para la fauna.
2. Más crisis social
El tren de alta velocidad no vértebra el territorio. El tren de alta velocidad crea ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda por dos razones: Primero, porque gran parte de la ciudadanía no podremos pagar sus billetes y, segundo, porque la alta velocidad deja fuera a una mayoría de la población, que queda alejada de una estación. Por los altos costes de los billetes, incluso subvencionados por el Estado hasta en un 70 %, sólo unos pocos lo van a poder utilizar frente a la inmensa mayoría que no lo vamos a poder hacer, cuando sí lo estamos costeando entre todos.
3. Más crisis económica
Da igual que esta obra la vaya a pagar el Estado o que esta obra la vaya a adelantar el Gobierno de Navarra. Al final el dinero sale del mismo sitio, del bolsillo de todos y cada uno de los ciudadanos. Además, el tren de alta velocidad no viene acompañado de un estudio que analice los costes y los beneficios de esta obra. Ninguno de los tramos de tren de alta velocidad construidos en España han sido económicamente viables. Quieren hacernos creer que además van a recuperar y actualizar la línea existente para pasajeros de cortas y medias distancias. Cuando gran parte de la sociedad vive en crisis y en precario resulta vergonzoso que se siga apostando por este modelo de infraestructuras ruinoso. Creemos que el dinero de todos debe invertirse en servicios que sí repercuten en la sociedad: sanidad, educación o en una movilidad que piense en la mayoría.
Lo planteado por el Sr. Ayerdi y el Estado es un modelo insostenible, despilfarrador y que no vertebra el territorio. Frente a este proyecto propuesto por las élites en contra de la mayoría la verdadera pregunta es qué modelo de transporte tenemos y qué modelo de transporte necesitamos. Es urgente hacer un cambio en nuestro modelo de transporte. Es insostenible que sólo en Navarra el 0.71 % de las mercancías sean transportadas por ferrocarril mientras en Alemania sea el 23 %. A la vez que se destinan ingentes cantidades de dinero público a un tren insostenible y que no vértebra el territorio se está olvidando y dejando morir el tren convencional, que recordemos es un tren que verdaderamente sí une los pueblos. El tren convencional con las oportunas modernizaciones podría solucionar perfectamente los problemas de transporte que tenemos encima de la mesa. Hasta 2015 se han invertido en la alta velocidad en el Estado 60.000 millones de euros. Hubieran bastado la mitad, 30.000 millones de euros para haber modernizado el tren convencional.
Posible estación en Tudela
A día de hoy, con seguridad, sólo se está hablando en Navarra de la construcción de la estación de Pamplona, dentro de una operación urbanística -PSIS de Etxabakoitz- más que cuestionable. Respecto a la futurible estación de la alta velocidad en Tudela es un error situarla fuera del centro de la ciudad porque verdaderamente lo que necesitamos es una movilidad que priorice los más medios más sostenibles.
Defendemos para Tudela una movilidad sostenible. Para ello es fundamental disponer de un tren dentro de la ciudad. De este modo se fomenta un transporte colectivo en combinación con otros medios no motorizados, como son los desplazamientos a pie o en bicicleta. Alejar la estación del centro va a hacer que aumente el número de desplazamientos en autobus y, lo que es más grave, en vehículo privado.
Los retos de la movilidad que necesitamos pasan por disminuir los desplazamientos y no por aumentarlos. En este sentido, personas que van caminando desde su casa al tren con su maleta van a necesitar un vehículo si la estación se saca fuera.
Ademas, la estación en Tudela se lanza como un verdadero globo sonda para dividir a la sociedad y animar a parte de la misma a defender esta estación y por añadidura este modelo de tren. Con las oportunas y necesarias modernizaciones el tren convencional es posible y da solución a los problemas de transporte que tenemos. El corredor Mediterráneo-Cantábrico ya pasa por Tudela, no nos vamos a quedar fuera de él, porque ya formamos parte de él.
Se utiliza el argumento para defender sacar la estación a las afueras que el centro está congestionado y que no permite a la ciudad mirar al Ebro. Estos dos argumentos son falsos, pues lo que congestiona y ocupa la ciudad son los coches. Sólo reduciendo el número de desplazamientos en vehículo privado habremos descongestionado la ciudad. Además, para mirar al Ebro sólamente tenemos que darnos la vuelta y poner en valor al río. De nada sirve mirar un río constreñido entre motas y sin sotos, con una dinámica fluvial desnaturalizada.
Si el tren convencional estuviera potenciado dentro de una movilidad sostenible, y viéramos como es utilizado por todos, veríamos los beneficios que nos puede aportar. En vez de eso, tenemos un tren que muere en lenta agonía, que se utiliza poco y que no se está modernizando ni fomentando.
Fuente: http://www.ecologistasenaccion.org/article35163.html