El secretario general de la Confederación General del Trabajo denuncia que las medidas tomadas hasta ahora repercuten en el bolsillo de la clase trabajadora y reclama una renta básica como solución inmediata a la crisis abierta por el coronavirus.
Este año no se repetirá la concentración que, cada Primero de Mayo, reúne a miles de militantes de la Confederación General del Trabajo (CGT) en la plaza del Reina Sofía de Madrid. Las medidas del estado de alarma impedirán la reunión que agrupa a parte del tejido anarcosindicalista de la capital en una demostración de otro modelo sindical, opuesto a la concertación con el Gobierno y las asociaciones de empresarios.
La crisis del coronavirus ha cancelado la demostración de CGT pero no el trabajo sindical de esta central, el tercer sindicato en representación territorial, con más de 90.000 afiliados. José Manuel Muñoz Póliz (Valladolid, 1962), secretario general del sindicato, evalúa las medidas necesarias para que la paralización de la actividad laboral no sea utilizada como un ariete contra los derechos de las trabajadoras y los trabajadores.
¿Nos estamos dirigiéndonos a una crisis económica? ¿En qué medida es consecuencia, está relacionada o es una novedad con respecto a la crisis de 2008?
Estamos en una situación nueva que nadie creía que fuésemos a vivir. Va a tener consecuencias económicas muy graves para la clase trabajadora, fundamentalmente. Y puede llegar a ser más grave que lo que hemos sufrido desde 2008, en estos diez años en los que lo hemos pasado realmente mal. La gente perdió sus trabajos, sus viviendas y todo lo necesario para la vida digna. Creemos que puede ser incluso más grave, estamos en el inicio y todavía va a tener mucho recorrido. De momento, quien ha empezado a pagar la crisis por el virus es la clase trabajadora, que es la que realmente está poniendo los esfuerzos con los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que les rebajan el sueldo al 70%, y con teletrabajo, que no permite conciliar. Además, se está dando con un nivel de productividad elevadísimo y se está compensando la paralización con jornadas que tienen que recuperar. Realmente son quienes están pagando la crisis ya, porque los empresarios de momento no pagan las cuotas de la seguridad social. La clase trabajadora va por delante en el pago.
Los últimos datos de paro señalan una destrucción de empleo que afecta a temporales y a todo el trabajo precario con el que se había salido de la anterior crisis ¿qué teme CGT respecto a esa subida del paro?
Se cifra en 300.000 las personas que han perdido ya el empleo, que han sido despedidas, pero creemos que serán más porque hay muchas personas que no están dentro de esas estadísticas. Además, en ERTE hay cerca de tres millones de personas. Sabemos que es algo temporal y que, cuando se reanude la actividad, muchas empresas que están en ERTE pondrán encima de la mesa los ERE. La situación es preocupante. También hay que tener en cuenta todas esas personas, como las migrantes, etc, que estaban trabajando sin contrato. Las cifras reales serán mucho más elevadas.
¿Qué propone CGT para los afectados por los ERTE?
Hemos remitido varias cartas al presidente, al vicepresidente, Pablo Iglesias, y a la ministra Yolanda Díaz. Entendemos que hay empresas que están en ERTE que tienen beneficios, les hemos explicado que tiene que equilibrarse el pago. Porque el trabajador y la trabajadora cobra un 70% pero, además, está pagando con sus impuestos su cuota de seguridad social; en cambio el empresario no está poniendo nada, está poniendo la parte que le corresponde como contribuyente. Y hay que tener en cuenta una cosa: de cada cuatro euros que se pagan en impuestos en España, tres provienen de la clase trabajadora. Un 77% de los impuestos vienen de ella. Nos hemos dirigido al Gobierno para que eso se equilibre, que sean también los empresarios con beneficios los que corran con una parte de esos gastos. También nos hemos dirigido a ellos para que tengan más en cuenta a las empleadas de hogar, que es un colectivo de muchas trabajadoras, casi 400.000; se ha dado un paso pero todavía falta mucho por hacer. Falta también la gente que está en las empresas de trabajo temporal que, cuando se cesa la actividad de la empresa en la que trabajan, según el artículo 45 de su convenio, se quedan en la calle; tampoco tienen ninguna retribución y eso también hay que resolverlo.
Respecto a las empresas, cuando volvamos al día a día, a los puestos de trabajo, no se les debe permitir el juego trilero que traen siempre de intentar acaparar los máximos beneficios y jugar con despidos y con mayores medidas de flexibilidad y de productividad. Hay que frenar eso y exigir que no pueda haber, durante un tiempo determinado, ningún tipo de despido.
¿Y en torno a los despidos individuales y otros sectores sin ingresos?
Creemos que es el momento de garantizar a las personas más vulnerables una renta básica. Defendemos la Renta Básica de las Iguales pero creemos que ahora mismo lo que hay que defender es una renta mínima para toda esta gente que no tiene capacidad para seguir adelante. Dirigimos una carta al vicepresidente y nos ha dicho que lo van a sacar adelante, pero todavía no tenemos constancia de que eso vaya a ser así. Creemos que, en el futuro, para que no pase lo que pasó con la crisis de 2008, cuando la gente se quedó desahuciada, cuando hubo gente que se suicidó por la pérdida de pisos, de trabajo y demás, hay que tener en cuenta a colectivos muy vulnerables que están ya en situación de necesidad. Nos gustaría que se pusiera esa renta básica para todas las personas mayores de edad, pero, si se pone en marcha al menos para aquellas que tienen esa necesidad imperiosa, creo que sería el principio de una solución.
¿Debemos ir hacia una reconsideración de los trabajos y del papel del trabajo en nuestra sociedad?
Una de las cosas que se ha producido con esta crisis es que se están visibilizando trabajos que no se tenían en cuenta anteriormente o se despreciaban. Es necesario otro reconocimiento sobre estos colectivos. Cada vez que hay una crisis, el capital, el empresario, la banca, aprovechan la situación para imponer un trabajo mucho más precario. Hay que cambiar el modelo porque, si no cambiamos el modelo, esta situación no se va a resolver nunca.
Hubo muchas empresas durante la crisis anterior que hicieron muchos beneficios y, en cambio, la clase trabajadora, a pesar de que las empresas en las que trabajaba iban cada año mejor, nunca pudo llegar a ver concretado ese beneficio en su condiciones. Estamos haciendo una campaña contra las desigualdades sociales. Esta crisis no puede servir para precarizar aún más el empleo.
Hay necesidad de trabajo, lo estamos viendo en el campo. Hay demanda de mano de obra porque siempre se ha producido sin papeles y de cualquier forma, pero eso demuestra que hay trabajo que es necesario: otra cosa es cómo se articula para que no haya un abuso, que es lo que entendemos que sucede. Y ese abuso lo ejercen los empresarios.
Además, esto nos ha dado la medida de la razón que teníamos cuando defendíamos los servicios públicos: la sanidad, la educación y demás. Ahora se está viendo que la privatización, también en el ámbito de los cuidados, de las residencias, etc, está dando el resultado que está dando.
Desde el punto de vista de la salud laboral, ¿se ve necesaria desde la CGT una parada más profunda de la que se ha decretado hasta el final de la Semana Santa?
Entendemos que sí. Hemos dirigido una carta al Gobierno, el 7 de abril, pidiendo que no se precipite. Porque, como se dé el peor escenario, otra vez lo van a pagar los que tienen que salir a jugársela a los puestos de trabajo. Hay que tener más paciencia pero, en cualquier caso, si se van a dar esos pasos, se tiene que asegurar de verdad la salud de los trabajadores y trabajadoras. Se tiene que garantizar, desde el Gobierno, la seguridad desde el momento en el que se sale de casa y en el transporte. Luego, cuando llegan al puesto de trabajo, los empresarios tienen que disponer los equipos de protección individual (EPI) y la gente tiene que trabajar con garantías de que no le va a pasar nada. Y eso tampoco está ocurriendo hasta el momento. Están empezando a llegar, ahora, algunos equipos de protección individual a algunas empresas, pero no está cubriéndose en todas. Han priorizado la seguridad, cosa que me parece justa, en la Sanidad, pero incluso ahí ha fallado la cobertura de EPI. Hasta que eso no se garantice, no tiene sentido exponer a la clase trabajadora.
¿En qué empresas o sectores ha detectado CGT más incumplimiento de la seguridad laboral?
Hay empresas en el sector del telemarketing en las que incluso ha habido requerimientos de Inspección de Trabajo para cerrar y no han cerrado, como ha pasado con Konecta, por ejemplo. Tampoco en transporte ferroviario se han estado suministrando los EPI, están empezando a llegar ahora las mascarillas, los guantes y demás. Hay contratas de este sector a las que le están llegando aún menos materiales. Si dentro del sector público está costando, en contratas como Ferrovial, que hace el check-in ferroviario, no está llegando nada.
Se está hablando estos días de unos Pactos de La Moncloa, un encuentro de partidos y sindicatos para acordar una agenda para superar la crisis. ¿Qué posición, con respecto a este acuerdo, tiene el sindicato, que también tiene la herencia de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que en 1977 no apoyó aquellos dos acuerdos?
Tenemos muy mal recuerdo de los anteriores porque se perdieron un montón de derechos por el camino, en lugar de garantizarlos. Por eso la CNT no estuvo ahí. Y nos tememos mucho que esto sea otra vez un acuerdo que sirva para eliminar derechos laborales y sociales. Es cierto que no han explicado aun lo que quieren hacer, así que cuando vayamos sabiendo, iremos valorando y decidiendo nuestra posición. Tememos que, si se pone en marcha algo así, no será para garantizarnos que van a recortar desigualdades, me temo que será para lo contrario. Hay algo que nos preocupa también mucho que es que se use esta crisis, como se usó la de 2008, para recortar las libertades. Sacaron la Ley Mordaza, que todavía no han echado para atrás, y ahora están hablando también de tenernos localizados a través de los móviles. Tememos que los pactos vayan también en ese sentido: recortar libertades y derechos sociales y laborales.
Se acerca el 1º de Mayo y estamos en una fase en la que los sindicatos tardarán en recuperar la capacidad de movilización ¿Cómo se puede canalizar la presión en un momento en el que no se puede hacer a través de las manifestaciones en la calle?
Se complica, sí. Para nosotros es fundamental estar en las calles reivindicando. De cara al 1º de Mayo, en vista de que va a ser muy difícil estar en las calles, estamos intentando hacer algo alternativo que va a ser la difusión de un vídeo y un manifiesto. También haremos un concierto con grupos de nuestro entorno. Intentaremos sacar a los balcones unas pancartas pidiendo el derecho a la renta básica, lo que nos parece en este momento fundamental. Esa es la idea para hacer ese acto, pero de cara al futuro habrá que medir muy bien cómo podemos actuar, si dura mucho tiempo esta imposibilidad de poder juntarnos. Y, si hacen un uso excesivo de esa prohibición, habrá que defenderse para ver cómo se rompe.