Masera Polo fue fusilado por los franquista en febrero de 1938 y el expediente judicial-penitenciario ubica exactamente sus restos en La Soledad
La familia del anarquista Pedro Masera Polo, fusilado en el cementerio de La Soledad de Huelva el 10 de febrero de 1938, ha anunciado hoy que transcurridos más de tres meses desde que solicitara al Ayuntamiento de Huelva la exhumación de los restos del militante republicano, nadie del equipo de gobierno socialista ha respondido a la petición. Por ello, tanto la familia Masera Polo como el Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía (RMHSA de CGT.A),pedirán la intervención del Defensor del Pueblo Andaluz para que inste al alcalde de Huelva a responder y tramitar, si así se estima oportuno, la solicitud de exhumación que el pasado 1 de abril hizo la familia.
La familia Masera Polo y el Grupo de Trabajo de CGT.A recuerdan que nada más conocerse públicamente la solicitud de exhumación, el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, declaró que “el Ayuntamiento tiene que hacer lo que marca la ley, tramitar el expediente de exhumación tras la solicitud de la familia y a resultas de ese expediente, si procede, autorizarse”, Además, Cruz aseguró que “creo que tenemos no sólo que entender, sino defender el derecho de las familias a recuperar parte de la dignidad familiar”.
A pesar de estas palabras, ningún responsable del equipo de Gobierno ha respondido a la solicitud ni tampoco se ha puesto en contacto con la familia Masera Polo, por lo que han decidido recurrir al Defensor del Pueblo Andaluz y evitar, dentro de lo posible, la política de «dejar pasar el tiempo».
La familia del militante anarquista P.M.P entregó el pasado 1 de abril de 2016 un escrito en el Registro del Ayuntamiento de Huelva, dirigido al alcalde, Gabriel Cruz Santana, en el que solicitó la exhumación de sus restos. La petición está respaldada por el Grupo de Trabajo “Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía (RMHSA de CGT-A), una de las entidades memorialistas de Andalucía promotora de la iniciativa “Todos (…) los Nombres”.
El militante anarquista, acusado de un delito de Rebelión Militar, (el subterfugio pseudolegal –la justicia al revés- ideado por los militares franquistas para eliminar toda oposición) fue condenado a muerte por las fuerzas fascistas tras un Consejo de Guerra iniciado en 1937.
La ejecución de sentencia se produjo, según consta en el expediente judicial-penitenciario, el 10 de febrero de 1938 a las seis y media de la mañana en las inmediaciones del cementerio de La Soledad. El fusilamiento es descrito exactamente en toda su extensión y, firmada la diligencia por el forense Eduardo Fernández, se procede a su identificación inequívoca y posterior enterramiento en el lugar. En la diligencia, que obra en poder de la familia se hace constar exactamente que: “el cadáver del paisano P. M. P. ha sido inhumado en el cementerio de esta capital, en fosa común del Patio Segundo del sector San Marcos”. Y ubica, mediante medición con referencias exactas, el lugar del enterramiento.
La familia del militante anarquista solicitó al alcalde de Huelva que antes de proceder a la exhumación de los restos se realizaran los trabajos de protección, delimitación, identificación y cata que verifiquen la existencia de la fosa o fosas.
Según las asociaciones memorialistas y diversos trabajos de investigación, entrevistas y declaraciones de los distintos enterradores que han trabajado en el cementerio desde 1936 hasta hoy, La Soledad alberga una gran fosa (o fosas) donde se calcula que pueden estar los cientos de cadáveres de personas fusiladas por los fascistas en los meses y años que sucedieron al Golpe de Estado de Franco y sus generales. La mayor parte de los fusilados proceden de todos los pueblos de la geografía onubense aunque también hay víctimas procedentes de otros lugares de España.
El libro-registro de enterramientos municipal da fe de los fusilamientos y certifica que tan sólo en losseis últimos meses de 1936 cientos de personas fueron fusiladas en grupos de entre diez y cincuenta, y posteriormente enterradas en el cementerio. Los fusilamientos continuaron en los años siguientes al Golpe franquista del 18 de julio de 1936 y las inscripciones en el Libro-registro de enterramiento se hicieron en la mayoría de los casos de forma grupal y sin identificar a las víctimas por escrito en el libro.
Cecilio Gordillo. Coordinador